El mayor reto que podemos adquirir, en una sociedad dominada por el estrés y los malos hábitos alimentarios, por las prisas y el consumo irresponsable de comida preparada, es comprometernos con nuestra salud. Apostar por una vida más saludable y de mejor calidad es una apuesta win-win.
Una dieta saludable, mediterránea, descansar las horas necesarias, combatir el estrés con deporte o técnicas de relajación son los pilares necesarios para mantener una vida sana y equilibrada. A medida que avanza la edad, también aumentan los riesgos que ponen en riesgo nuestra calidad de vida.
La Agencia española de Consumo, Seguridad alimentaria y Nutrición desarrolló la estrategia NAOS (Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad) siguiendo la línea de las políticas marcada por los organismos internaciones, (OMS, Unión Europea) y tiene como reto, invertir la tendencia de la prevalencia de la obesidad mediante el fomento de una alimentación saludable y de la práctica de la actividad física para reducir sustancialmente las tasas de morbilidad y mortalidad atribuibles a las enfermedades no transmisibles
Adoptar hábitos adecuados para mantener nuestro cuerpo y nuestra mente en modo saludable, depende en buena parte del compromiso personal con uno mismo y la voluntad de vivir de forma equilibrada. Hacer ejercicio cardiovascular al menos 30 minutos al menos 4 o 5 veces por semana; caminar y correr no necesitan de gimnasios ni horarios concretos. Integra alimentos saludables en la dieta habitual, porque los alimentos afectan directamente a la salud de corazón, el peso, el azúcar en sangre y el colesterol: verduras, frutas, legumbres, cereales, frutos secos y semillas, pescado, carnes blancas.
Descansar y dormir las horas suficientes (6 horas como mínimo) para el cuerpo pueda recuperarse del desgaste de la jornada y poder apartar la fatiga, física y mental que puede paralizarnos y dañar seriamente nuestra salud.
Uno de los enemigos más importantes que se ha incorporado a nuestras vidas, a lo largo del siglo XX es el estrés. No es un mal hábito pero perjudica tanto o más que fumar o comer de forma inadecuada. Podemos y debemos controlarlo, adquirir hábitos para poder ponerle freno. El ritmo constante y trepidante de nuestros días hace que nuestro cuerpo genere una respuesta automática a los efectos externos que nos amenazan. Un entorno cambiante lleno de presiones constantes que nos superan, en muchísimas ocasiones, puede provocar que nuestra salud quede mermada.
Aceptemos el reto de la vida: ganarle años a la vida con la mejora calidad posible. Voluntad, compromiso y escuchar nuestro cuerpo son nuestros mejores aliados.